La gardnerella es una infección que tiene lugar en la zona genital, por lo que puede resultar muy incómoda por la ubicación y dificulta las relaciones íntimas. En este artículo os hablaremos sobre cuáles son las causas de la gardnerella, los síntomas y los posibles tratamientos de la vaginosis bacteriana.
Infección por gardnerella: qué es
La gardnerella vaginalis se trata de una bacteria que se encuentra de forma normal en el interior de la vagina, pero hay que tener en cuenta que a veces suele derivar en infección debido a la alteración de la flora vaginal. Es en estos casos cuando se habla de enfermedades como la vaginitis bacteriana o la vulvitis, que suele afectar a una de cada tres mujeres y supone el 30%-40% de las infecciones vaginales en las mujeres.
Anteriormente, la vaginosis bacteriana estaba considerada como una enfermedad de transmisión sexual (ETS) pero, con los avances médicos y las investigaciones pertinentes se ha podido comprobar cómo se trata de otro afección. Dicho esto, en el caso de que haya un elevado número de estas bacterias sí se puede tener en cuenta como posible indicador de una ETS.
Infección por gardnerella: causas
Tal y como hemos mencionado anteriormente, la presencia de la bacteria gardnerella en la vagina es absolutamente normal, lo que es preocupante es cuando su presencia es elevada, pues puede derivar en una infección. Las causas de que esto suceda pueden ser varias.
Una de las causas más frecuentes y conocidas es que la flora vaginal varía debido al consumo de determinados fármacos. El consumo de antibióticos puede generar un desequilibrio en la flora y provocar que las bacterias habituales de la vagina se destruyan.
Otra causa frecuente, y que a veces pasa desapercibida, es el uso de tampones y dispositivos anticonceptivos intrauterinos. Este tipo de artículos resecan el interior de la vagina, lo que tiene como consecuencia la aparición de bacterias dañinas.
Con respecto a las relaciones íntimas, de momento, no se ha podido demostrar que sean una de las causas que pueden derivar en contraer este tipo de infección. Eso sí, a modo de curiosidad sí se ha comprobado cómo las mujeres activas sexualmente suelen padecerlo con mayor frecuencia, siendo más habitual entre las mujeres de entre 18 y 45 años.
Una de las causas que siguen investigándose es la relación entre el estrés y la infección por gardnerella.
Infección por gardnerella: síntomas
Está considerada como una infección de carácter leve, tanto es así que muchas mujeres que lo padecen ni siquiera notan sus síntomas o, en el momento en el que son percibidos, pueden confundirse erróneamente con la infección por cándidas al tener síntomas similares.
Entre los síntomas más habituales que se pueden percibir están las secreciones vaginales anormales, que suelen tener un color blanquecino o grisáceo (distinto al flujo sano) y también se caracterizan por un olor intenso. En algunos casos, hay mujeres que también destallan cómo sienten una fuerte sensación de picor o irritación.
Detección de la infección por gardnerella
La detección de la infección por gardnerella va a variar en función de los síntomas, si son percibidos o no, al igual que si se hace un buen diagnóstico diferencial con respecto a otras infecciones vaginales con síntomas similares.
Para el diagnóstico de la misma se llevarán a cabo pruebas de laboratorio que permitan confirmar una u otra patología, siendo lo más habituales pedir un examen de las secreciones vaginales. Para llevar a cabo la prueba, generalmente se va a solicitar que no se mantengan relaciones íntimas en las 24 horas antes de hacer la prueba y tampoco haber utilizado tampones.
Este examen permite ver cuál es el pH de las secreciones, lo que viene a ser la acidez de las mismas que variará en función del nivel de gardnerella.
Infección por gardnerella: tratamiento
Las consecuencias de no tratar esta infección puede suponer que derive en endometriosis, partos prematuros o abortos espontáneos tardíos. Por ello, los profesionales sanitarios recomiendan acudir al médico en cuanto se noten los síntomas para tratarlo a tiempo.
El tratamiento lo tiene que realizar un médico y se valorará el caso por caso, junto con el historial médico. A modo de ejemplo, os podemos decir que suele consistir en metronidazol -por vía oral, tomando una dosis cada 12 horas durante una semana- junto con cremas vaginales para aplicar de forma externa.
Además del tratamiento médico se suelen recomendar algunos consejos y cuidados para paliar las molestias, a la vez que prevenir la aparición de una nueva infección.
Cuidados para suavizar los efectos de la gardnerella
Algunos consejos útiles para mejorar la higiene y evitar la infección de la gardnerella son:
- Evita los productos generales y opta por jabones neutros, suaves y sin químicos para la limpieza de la higiene íntima.
- Seca adecuadamente la zona, optando mejor por productos de algodón, para evitar la humedad.
- Evita la ropa ajustada.
- Opta por tejidos de algodón para la ropa interior.
- Evita las duchas vaginales.
Cómo prevenir la gardnerella
El hecho de que la infección por gardnerella pueda deberse a varias causas y que no haya una fija y concreta ha provocado que se considere como algo difícil de prever al 100%. Aún así, hay algunos consejos que os pueden resultar útiles para prevenirla:
Mantener unas relaciones sexuales sanas y protegidas son una parte fundamental para la vida. A pesar de que no hay una relación clara entre la sexualidad y esta infección, es importante tener en cuenta el dato que antes os comentábamos, que hay mayor infecciones en las mujeres con vida sexual activa.
Evitar las duchas vaginales, tal y como antes hemos indicado, pues puede favorecer el desequilibrio de la flora vaginal y matar las bacterias sanas.
Infección por gardnerella en embarazadas
Como os hemos señalado anteriormente, este infección suele aparecer con mayor frecuencia entre las mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años. Además, es común que puede aparecer durante el embarazo, concretamente los estudios señalan que una de cada cinco mujeres lo sufre durante este periodo.
La aparición de la vaginosis bacteriana en el transcurso del embarazo se suele asociar a la aparición de ciertos riesgos -aunque no está clara la relación directa entre los mismos- que es importante conocer aunque no debe llevar a alarma: parto prematuro, bajo peso al nacer, ruptura prematura de las membranas o con las infecciones del útero después tras dar a luz. Algunos estudios también señalan la relación entre la vaginosis bacteriana y los abortos espontáneos que se producen durante el segundo trimestre.
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